«Contra Viento y Marea» establece el título de un artículo reciente que presenta a Océano Patagonia en la revista nacional argentina enfocada en las Pequeñas y Medianas Empresas (PYMEs), Revista PYMEs. La nota, que presenta a varias PYMEs de la Patagonia, cuenta la historia del desafío de dar vida a un negocio en la remota y desafiante región. Un extracto aquí:
Contra Viento y Marea
En la Patagonia, no sólo enfrentan el riesgo de sus propias actividades y la falta de financiamiento, sino las distancias y los mercados de consumo reducidos. Aun así, surgen las iniciativas.
Impacto Mínimo
Marcello Battilana es un profesional de las finanzas con 20 años de experiencia que cofundó el Hotel Océano Patagonia, ubicado en Puerto Pirámides, Chubut, junto con la canadiense Sharilyn Amy. «En 2005 compré un lote en primera línea al mar, el último disponible con esa ubicación privilegiada. Península Valdés había sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1999 y vimos que existía un segmento desatendido, el del huésped de lujo que a la vez valora el uso racional de los recursos naturales», cuenta. «A partir de 2014, comenzamos a trabajar con un edificio bioclimáticamente eficiente desde cero. Fue clave la planificación de las compras y también del stock de seguridad, para evitar los fletes innecesarios o paralizar la obra, porque si necesitábamos clavos, por ejemplo, había que hacer 200 kilómetros ida y vuelta para conseguirlos», ejemplifica. Dice que tuvieron trabas «de todo tipo» en la municipalidad, pero que a nivel provincial consiguieron el acompañamiento del Ministerio de Turismo. «Lamentablemente, no conseguimos financiamiento bancario, así que lo construimos enteramente con fondos propios. Con el equipamiento que se instaló, costó un 30% más caro que un edificio tradicional» agrega.
Ello incluyó un sistema de geotermia, con dos bombas de calor y ocho sondas enterradas a 50 metros de profundidad, que provee de agua caliente sanitaria, calefacción por losa radiante y ventiloconvección. También involucró un sistema de reutilización de aguas «grises», para reducir su consumo en un 50%. Y sumó un proyecto lumínico con tecnología LED y control de gestión para ahorrar energía.
El mobiliario es de madera reutilizada y se eligieron proveedores de la provincia, en la medida de lo posible. Ahora prevén instalar paneles fotovoltaicos y baterías de respaldo para reducir aún más su impacto sobre el sistema energético.
Esta inversión adicional, justamente, le permitió al proyecto diferenciarse de otras propuestas, hasta el punto de obtener, el año pasado, el segundo puesto del concurso «Hoteles Más Verdes» de la Federación Empresaria Hotelera Gastronómica. Y de ser distinguido por el Ministerio de Producción provincial como el proyecto más innovador en la categoría «Eco Hotel», además de conseguir un lugar de la categoría Platino del programa Ecolíderes de TripAdvisor.
«Tenemos huéspedes de Europa, Asia, América del Norte y Australia. Pero el 50% son principalmente argentinos y chilenos», cuenta Battilana. En el hotel trabajan cinco personas, cuenta con unidades provistas de cocina integrada, que les permiten a las familias o parejas alojadas comer mirando el mar desde su habitación o balcón.